Una encuesta reveló que la preocupación de la opinión pública mundial por el cambio climático descendió en los últimos meses, mientras en Copenhague se realizo la conferencia sobre el tema que pretendia reducir la emisión de gases contaminantes, señaló un diario de Emiratos Árabes Unidos.
La encuesta de Nielsen/Oxford comentada por el editorial del diario de Dubai, Khaleej Times, es contraria a la creciente frustración de la comunidad científica y organizaciones ecologistas ante la amenaza que representa para el planeta el cambio climático.
Sólo 37 por ciento de las más de 27.000 personas encuestadas en 54 países mostraron preocupación por el cambio climático, frente a 41 por ciento en una encuesta similar realizada hace dos años, señaló el diario.
“Es inquietante, pero no sorprende dada la tendencia de muchos países industrializados… de minimizar la amenaza que constituye el recalentamiento planetario. Los gobiernos de Estados Unidos, que hasta hace poco era el mayor contribuyente de gases invernadero en el mundo, se han negado a admitir que la actividad humana es responsable del incremento de la temperatura”, señaló el diario.
En realidad, a nadie le sorprendió mucho el mediocre resultado de la COP 15, o XV Conferencia Internacional de la ONU sobre Cambio Climático, considerada el evento ambiental del año. En vista de ello, muchos ecologistas estuvieron allí para hacer oir sus exigencias ciudadanas, vigilar los acontecimientos e indignarse por la forma excluyente y cerrada bajo la cual se desenvolvió la magna actividad. Exclusión que aumentaba, en base a un menguante sistema de entrega de credenciales, a medida que pasaba la semana e iban llegando a Copenhague los principales políticos del mundo.
Esto implicó que a mayor entrampamiento en las negociaciones de reducción de emisiones de CO2 se generasen, inesperadamente, mayores niveles de represión policial a los activistas venidos de numerosos países, entre ellos el Perú. Represión que implicó arrasar, una fría madrugada, las instalaciones y materiales de las organizaciones sociales en una sociedad considerada democrática y civilizada. Los fines eran invisibilizar y mantener a los activistas alejados de la asamblea, en la cual al final un puñado de mandatarios firmantes acordó tibias medidas sobre un tema que impactará desde hoy y para siempre a millones de seres humanos, en especial a los más vulnerables y pobres.
-Reportero Ambiental
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La encuesta de Nielsen/Oxford comentada por el editorial del diario de Dubai, Khaleej Times, es contraria a la creciente frustración de la comunidad científica y organizaciones ecologistas ante la amenaza que representa para el planeta el cambio climático.
Sólo 37 por ciento de las más de 27.000 personas encuestadas en 54 países mostraron preocupación por el cambio climático, frente a 41 por ciento en una encuesta similar realizada hace dos años, señaló el diario.
“Es inquietante, pero no sorprende dada la tendencia de muchos países industrializados… de minimizar la amenaza que constituye el recalentamiento planetario. Los gobiernos de Estados Unidos, que hasta hace poco era el mayor contribuyente de gases invernadero en el mundo, se han negado a admitir que la actividad humana es responsable del incremento de la temperatura”, señaló el diario.
En realidad, a nadie le sorprendió mucho el mediocre resultado de la COP 15, o XV Conferencia Internacional de la ONU sobre Cambio Climático, considerada el evento ambiental del año. En vista de ello, muchos ecologistas estuvieron allí para hacer oir sus exigencias ciudadanas, vigilar los acontecimientos e indignarse por la forma excluyente y cerrada bajo la cual se desenvolvió la magna actividad. Exclusión que aumentaba, en base a un menguante sistema de entrega de credenciales, a medida que pasaba la semana e iban llegando a Copenhague los principales políticos del mundo.
Esto implicó que a mayor entrampamiento en las negociaciones de reducción de emisiones de CO2 se generasen, inesperadamente, mayores niveles de represión policial a los activistas venidos de numerosos países, entre ellos el Perú. Represión que implicó arrasar, una fría madrugada, las instalaciones y materiales de las organizaciones sociales en una sociedad considerada democrática y civilizada. Los fines eran invisibilizar y mantener a los activistas alejados de la asamblea, en la cual al final un puñado de mandatarios firmantes acordó tibias medidas sobre un tema que impactará desde hoy y para siempre a millones de seres humanos, en especial a los más vulnerables y pobres.
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